Las huellas del genocidio armenio

21/Abr/2022

Deutsche Welle

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El próximo 24 de abril se conmemora el 107º aniversario del Genocidio Armenio, ocurrido en lo que entonces era el Imperio Otomano. Un millón y medio de armenios fueron asesinados. El gobierno turco no admite que haya ocurrido dicho genocidio. Uruguay fue el primer país en reconocerlo en 1965. El siguiente artículo fue publicado por DW en 2021. En la foto, marcha en Uruguay en 1965, en el 50º aniversario.

Durante la Primera Guerra Mundial, 1,5 millones de armenios fueron asesinados en el entonces Imperio Otomano. El presidente de EE.UU., Joe Biden, tendría previsto reconocer el genocidio armenio pese a quejas de Turquía.

Como parte de la llamada “solución al problema armenio”, las tropas otomanas condujeron a cientos de miles de armenios en interminables marchas del hambre hacia el desierto sirio en 1915 y 1916, y miles de armenios de todas partes del país fueron acorralados y ejecutados.

Mientras que muchos historiadores califican hoy en día las marchas de la muerte y las masacres como “genocidio”, el Gobierno turco solo ha admitido hasta ahora que hubo expulsiones masivas y enfrentamientos violentos.

Consecuencias de la desintegración del imperio

A finales del siglo XIX, la zona de asentamiento tradicional de los armenios se dividió entre los imperios otomano, persa y ruso. Con unos dos millones de personas, los armenios constituían la segunda minoría más importante del Imperio Otomano, después de los griegos. La incipiente desintegración del Imperio Otomano multiétnico y el creciente nacionalismo de los distintos grupos de población llegaron a su punto álgido en el periodo previo a la Primera Guerra Mundial.

Las protestas de los campesinos y comerciantes armenios contra la elevada carga impositiva dieron pronto lugar a los primeros levantamientos, que fueron brutalmente reprimidos por las tropas otomanas. Entre 1890 y el estallido de la Primera Guerra Mundial, se produjeron repetidas masacres de armenios, perpetradas por turcos y kurdos. Durante el mismo periodo, se produjeron numerosos atentados de terroristas armenios, incluso contra el sultán en el poder.

Durante la guerra, el Imperio Otomano luchó contra Rusia; muchos armenios, en cambio, participaron en grupos de combatientes que querían ayudar a las tropas del zar ruso a invadir. Los batallones de voluntarios armenios que lucharon en el lado ruso esperaban conseguir el eventual apoyo del zar a los esfuerzos independentistas armenios. Los dirigentes otomanos culparon a los armenios de la derrota militar en el conflicto con Rusia. A principios de 1915, los soldados armenios del ejército otomano fueron desarmados; tropas enteras fueron destacadas para construir carreteras y posteriormente fusiladas.

¿Exodo planificado?

En un clima de racismo antiarmenio cada vez más violento, miles de intelectuales fueron detenidos y deportados en redadas contra la élite armenia de Estambul el 24 de abril de 1915; el objetivo declarado del ministro del Interior de la época era expulsar a todos los armenios de la capital. Luego, en mayo, el ejército otomano comenzó a expulsar en masa a los armenios del este del país, alegando que podrían apoyar a los invasores rusos.

Tras la caída del Imperio Otomano en 1919, el gran visir Ferid Bajá habló oficialmente de “crimen” contra los armenios, y el entonces ministro de Asuntos Exteriores Cemal Bajá cifró en 800.000 el número de víctimas de las deportaciones. El fundador de la República Turca, Kemal Ataturk, calificó el genocidio armenio como “atrocidad del pasado” el 24 de abril de 1920. Los gobiernos turcos posteriores se negaron y siguen negándose a hablar de genocidio.

La disculpa desde Berlín

La Convención de la ONU sobre el Castigo del Genocidio, que entró en vigor en enero de 1951, define el genocidio como “los actos cometidos con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico o religioso”. La mayoría de historiadores considera que esta intención está documentada por fuentes históricas. En la actualidad, varios Estados han reconocido oficialmente el genocidio armenio, entre ellos la República Federal de Alemania.

En una declaración de junio de 2005, el Parlamento alemán pidió explícitamente disculpas al pueblo armenio por la actitud del Reich alemán, que en aquel momento no había hecho nada para evitar la aniquilación de la minoría armenia. En 2016, el Bundestag alemán aprobó una resolución sobre “el recuerdo y la conmemoración del genocidio de armenios y otras minorías cristianas en 1915 y 1916”, pero la canciller Merkel, así como el entonces ministro de Asuntos Exteriores y ahora presidente federal Frank-Walter Steinmeier, se mantuvieron al margen del debate y la votación.